¿En qué consiste
el tratamiento?
La sonrisa gingival es una alteración facial de la sonrisa. Se define cuando al sonreír mostramos de manera excesiva más de 3 mm de encías, aunque la percepción es muy subjetiva en cada paciente y depende de las proporciones generales de su rostro.
Con el diagnóstico correcto y una primera evaluación se determina cuál es la causa que provoca la sonrisa gingival y se determina el tratamiento más adecuado para corregirla, en función de cada caso.
Muchas veces se debe a un labio superior corto e hiperactivo, que cuando se sonríe expone excesiva la encía debido a la hiperactividad muscular, todos los músculos funcionalmente implicados en la elevación del labio superior juegan un papel importante: músculo elevador del labio superior, elevador del ala de la nariz, elevador de la comisura de los labios, el cigomático mayor y menor, y el depresor nasal… De todos ellos, el que está más involucrado es el músculo elevador del labio superior y suele ser el más tratado en este tratamiento.
Objetivos
El objetivo en el tratamiento de corrección de sonrisa gingival es minimizar la cantidad desproporcionada de encía mostrada al sonreír.
Aunque no hay un estándar absoluto de belleza y armonía, la belleza de la sonrisa viene determinada por diferentes factores y requiere un equilibrio entre la forma y la simetría de los dientes, los labios y las encías, así como la forma en que se relacionan.
Técnica
La técnica a emplear, como ya hemos comentado anteriormente, se determinará según su causa.
Se puede optar por tratarlo con infiltraciones de Toxina Butolínica, (comunmente conocidoo como ‘Botox’), pudiendo controlar la cantidad justa de encía que el paciente muestre al sonreir , evitando que el músculo ejerza demasiada fuerza y el labio no se eleve tanto al sonreír.
También se puede valorar (o complementar con) la técnica del ácido hialurónico, con una reticulación específica, se infiltra a nivel profundo en zonas específicas del labio consiguiendo así, mejorar y disimular los efectos de la sonrisa gingival.
La duración de este tratamiento depende de las características del paciente y el tipo de sustancia que se utilice, a mayor reticulación del material suministrado, más lenta será su metabolización permaneciendo más tiempo en el organismo.
No obstante, sus efectos suelen oscilar entre los 12 y 18 meses, ofreciendo la posibilidad de realizar tratamientos de mantenimiento para ampliar los resultados.